El uso del chupete

Hoy en día resulta raro salir a la calle y no encontrarnos con algún niño “pegado a su chupete”. Su uso se encuentra muy arraigado en nuestra sociedad, ya que ayuda a calmar el llanto del bebe, a conciliar el sueño y a reducir el estrés y el dolor en procedimientos desagradables (vacunas, dentición, separación de los progenitores), situaciones que provocan preocupación y ansiedad en los padres. Pero, ¿qué beneficios aporta el chupete?, ¿realmente es tan inofensivo como parece?,  ¿cuál es la edad ideal para que el niño deje de usarlo?

No cabe duda de que el chupete aporta beneficios a los bebés que lo utilizan. Un estudio de la Academia Americana de Pediatría determina que la utilización del chupete podría incluso prevenir la muerte súbita del lactante en un 90% de los casos, ya que ayuda a mantener un ritmo de respiración pausado y contribuye a la relajación del bebé a la hora de conciliar y mantener el sueño. Además, en momentos de necesidad de succión no nutritiva, es el aliado perfecto y ayuda al proceso de lactancia en neonatos pretérmino.

Por otro lado, entre los inconvenientes del chupete, los más importantes son la interferencia con la lactancia materna, el mayor riesgo de candidiasis (infección por hongos) y alteraciones en el crecimiento del maxilar y el desarrollo de los dientes, sobre todo si es una costumbre que se mantiene a largo plazo.

Así encontramos niños que presentan una distribución dentaria anormal (mordida abierta anterior) y un paladar cuya forma ha sido modificada con el uso del chupete (paladar ojival), lo que provoca problemas a la hora de articular correctamente algunos sonidos del lenguaje y dificultades en la deglución.

Cuando la retirada del chupete se produce entre los dos y tres años de vida, tanto la arcada dentaria como el paladar tienden a recuperar su posición inicial, permitiendo que la dentición definitiva erupcione de manera correcta, e instaurar un buen hábito de deglución sin necesidad de un entrenamiento previo.

Si esperamos más allá de los tres años para retirarlo, es muy posible que encontremos niños que requieran de una intervención logopédica para trabajar tanto la articulación del lenguaje como la deglución, además de un tratamiento de ortodoncia.

No hay una “regla mágica” que haga de la retirada del chupete un momento fácil. Cada padre deberá valorar cuál es la manera más adecuada para su hijo, ya que es quién mejor le conoce. Aún así, siempre se puede pedir consejo y pautas a un profesional acerca de cómo pasar por ello y hacerlo lo más llevadero posible.

 

Artículo escrito por Mónica Sanz Manzanedo (logopeda y coordinadora del Centro Isabel Olleta)